2 de febrero de 2014

Ingleses en Salamanca

Hace ahora cien años el gremio de barberos y peluqueros salmantinos decidieron tomar medidas contra los ingleses. Y no por el Peñón de Gibraltar ni por las "malandanzas" que los susodichos realizaron al son de su Peninsular War o nuestra Guerra de independencia. No se trata de esos ingleses, es decir de los naturales de Inglaterra. En castellano, y en lenguaje coloquial, un "inglés" es un moroso. Y a estos ingleses es a los que se referían las medidas de los barberos. Así se decía en tono jocoso en la prensa:

Los barberos salmantinos
-ya en prosa se ha comentado-
un grave acuerdo han tomado
para encauzar sus destinos.
Y en vista de que no es parva
la legión de los frescales
que van a hacerse la barba
y jamás pagan dos reales
y servicio tras servicio,
ora afeite o peladura,
con la mayor donosura
de no pagar hacen vicio,
los del gremio cautelosos,
para que así no se escapen
acuerdan que a los morosos
ni los corten ni los rapen.
Y esa fue la medida. Hacer una especie de registro de morosos. Los dueños de las peluquerías se pasarían unos a otros la lista de los "ingleses" salmantinos y se comprometían a no servirlos, es decir a condenarlos a "melena perpetua". Hoy no habría problema, ya que estamos acostumbrados a barbas y a melenas, pero entonces....
Quien no demuestre algún celo
en pagar la barbería,
en trenzas llevará el pelo
como las amas de cría.
No habrá loción vegetal
-si no la pagan a escote-
ni habrá hierro en el bigote
ni brillantina ni tal.
Y si el tramposo es de fama,
vamos, un señor inglés,
con la barba hasta los pies
irá como Ramasama.
.......
¡Ay si hiciéramos igual
-un sastre ayer me decía-
y acordáramos un día
no vestir sino hay metal!...
....