30 de mayo de 2009

LA DIVISIÓN LAPISSE

Tras los sucesos del 2 de Mayo de 1808 en Madrid contra las tropas francesas se va produciendo un levantamiento generalizado en todo el territorio español contra el ejército de Napoleón que había penetrado en España como “aliado”. El 19 de julio de 1808 tiene lugar en Bailén la sorprendente, por inesperada, victoria de un ejército español al mando del general Castaños sobre las tropas francesas del general Dupont. La noticia de la derrota francesa se extendió por toda la península y obligó al rey José, hermano de Napoleón, a abandonar Madrid. En consecuencia, los ejércitos franceses se repliegan hacia el Norte. La derrota pone en duda, además, la aparente invencibilidad de los franceses. Por todo ello, Napoleón tiene que acudir a la península con un nuevo y numeroso ejército de veteranos (la Grande Armée) para tratar de enderezar el rumbo que habían tomado los acontecimientos. Al mismo tiempo un ejército inglés al mando del general Moore penetra en España desde Portugal para oponérsele y lo hace precisamente por nuestra provincia. La superioridad francesa resulta apabullante. Los diferentes ejércitos españoles son derrotados en Espinosa de los Monteros, Tudela, Gamonal y Somosierra. Napoleón entra en Madrid el 4 de Diciembre y acto seguido se revuelve contra Moore, que se ve obligado a replegarse hasta la Coruña.


El comienzo de toda la actividad francesa en la provincia de Salamanca tiene su origen en las directrices plasmadas por Napoleón en una serie de cartas dirigidas a su jefe de Estado Mayor, mariscal Louis Alexandre Berthier y a su hermano José Napoleón, rey de España. El emperador francés que había regresado ya desde Astorga a Benavente camino de Francia, le indica el día 4 de Enero a Alexandre que le haga saber al general Lapisse “que debe permanecer en Benavente, donde formará un cuerpo de observación; que debe acantonar sus tropas en Benavente y sus alrededores para reposar y restablecer el orden y la disciplina. Formará también un almacén de harina para 100.000 raciones de pan debiendo tener siempre 20.000 raciones de pan hechas…. Tendrá bajo sus órdenes a la brigada de dragones del general d’Avenay que está en Toro y la del general Maupetit que está en Zamora. Esas brigadas están encargadas de desarmar esas provincias, de someter las ciudades y de hacer publicar mis proclamas”. (1)

La Gaceta del Gobierno del 10 de Abril de 1809, editada por la Junta Central establecida en Sevilla, informaba a los españoles acerca de la estructura de los ejércitos franceses indicando que era bastante similar a la de las antiguas legiones romanas. Desde Febrero de 1808, lo que ellos llamaban un Cuerpo de Ejército, a las órdenes de un Mariscal, se componía de dos divisiones de infantería, y una división de caballería, además de su correspondiente artillería, ingenieros, etc. Cada división de infantería estaba mandada por un General de división y constaba de dos brigadas; estando cada una de éstas al mando de un General de brigada. Cada brigada se componía de dos regimientos; cada regimiento, de tres batallones; cada batallón, de seis compañías (antes de 1808 eran nueve) ; y cada compañía, de poco más de cien hombres.
Las tropas al mando del General Pierre Belon Lapisse estarían formadas, por tanto, por unos siete mil quinientos soldados de Infantería, a los que habría que añadirles unos ochocientos jinetes de la brigada de Caballería del General Maupetit. En la figura podemos ver la estructura (brigadas y regimientos) de la mencionada División.


Además de las provincias de Zamora y Toro, Lapisse se encargará también de la misma tarea en la de Salamanca. El día 11 de Enero en otra carta enviada por Napoleón a su hermano José desde Valladolid le indica que “así que el general Lapisse haya finalizado en Zamora, le haré marchar sobre Salamanca que aún está ‘en revuelta’ y donde hay 3 ó 4.000 hombres”.(2)
Son, por tanto, estas tropas las que pasarán por nuestros pueblos, requisando armas y víveres, publicando las proclamas de Napoleón –en particular la del 7 de Diciembre- imponiendo contribuciones y saqueando.

LOS FRANCESES ENTRAN EN SALAMANCA

Lapisse comienza a efectuar diligentemente la misión que se le ha encomendado en la mencionada carta del 4 de Enero de 1809 y así, en los días siguientes avanza hacia Zamora. Napoleón se lo relata a su hermano José de la siguiente manera: “Mi hermano, Zamora no ha querido someterse. Ha sido necesario entrar a la fuerza. El general Darricau ha llegado allí el día 10 con cuatro batallones. La ha batido en brecha y la ha tomado al asalto. Ha habido diez soldados muertos.” (3)

Poco después Lapisse, manda parte de sus tropas hacia Salamanca. Tiene ésta en aquella época unos 15.000 habitantes, estando la población constituida en su mayor parte por académicos (profesores, estudiantes) y religiosos. En la puerta de Zamora y en sus inmediaciones viven los labradores. En la ribera del Tormes se asientan los curtidores. Salamanca no está preparada para efectuar ninguna defensa militar. No posee guarnición fija, ya que desde antiguo los responsables de la Universidad han logrado imponer el criterio de que soldados y estudiantes juntos constituían una mezcla no muy recomendable. Debido a ello, es Ciudad Rodrigo la capital de la provincia y por tanto el lugar donde residen las más altas autoridades militares, así como las tropas a su mando. Por otro lado, en el último semestre del año anterior (1808), Salamanca alistó y envió a diferentes lugares a cerca de cinco mil hombres. No hay por tanto fuerzas para efectuar una defensa medianamente eficaz.

El 11 de Enero se rumorea ya en la capital charra que los franceses están de camino. El pánico se apodera de muchas personas principales, que abandonan la ciudad dirigiéndose hacia sitios más seguros, como Ciudad Rodrigo y el norte de Extremadura. Los primeros en irse fueron los miembros de la Junta, teóricamente la máxima autoridad militar local. Le siguen también algunos religiosos, a quienes el ejército invasor les tiene especial inquina, ya que les considera los principales responsables y sostenedores del levantamiento popular.

El día 16 de Enero, a primeras horas de la mañana, llega a la puerta de Zamora una avanzadilla de la caballería francesa. Se trata de un pequeño destacamento (algunos historiadores hablan de 18 jinetes mientras que otros dan la cifra de 28) . Se les hace saber que la ciudad no opondrá resistencia. Después de anunciar que por la tarde o al día siguiente llegaría el grueso de las tropas, fijaron en la puerta la famosa proclama del 7 de Diciembre firmada por Napoleón dirigida a los españoles y se alejaron. Parece ser que poco después, dos (o tres) oficiales ingleses arrancaron o intentaron arrancar la proclama y pretendieron convencer a los salmantinos de que se defendiese la ciudad. Pero éstos no estaban por la labor. Salamanca se dispuso a recibir a los franceses en paz y sin violencia.

Mapa de Salamanca de 1858 con los nombres de algunas de sus puertas, que nos ofrece una idea bastante aproximada de cómo era la ciudad amurallada en 1809. La estrella indica la posición del Palacio de Garcigrande (actual sede de Caja Duero) que fue elegido como residencia por el general Maupetit.
Modificado de una imagen original. Wikimedia Commons

Según dice Villar y Macías, en su Historia de Salamanca, el día 17 de Enero a las dos de la tarde llegaron 500 jinetes al mando del general Maupetit. Al día siguiente lo hicieron mil quinientos hombres de Infantería que traen consigo además un cañón y dos obuses.

Y con la llegada de los franceses, comienzan los problemas para los salmantinos. Como ciudad ocupada Salamanca tuvo que pagar su correspondiente tributo. Trascribimos a continuación parte de una carta que un informante envía desde Alba de Tormes a la Junta de Ciudad Rodrigo (4). La misiva está fechada el 20 de Enero, es decir tres días después de la llegada de las tropas francesas a la ciudad. Dice así:

Sr. Gobernador y Junta de Ciudad Rodrigo
Supone la de esta villa que ustedes se hallan mejor informados de la entrada de las tropas francesas en Zamora y Salamanca. De aquella no hemos tenido noticias positivas por no haber regresado una diligencia que despachamos hace ocho días. De ésta sabemos que son 1.600 de mala Infantería y 400 de Caballería muy mal montada, todos de varios Cuerpos y mal tratados con dos cañones y un obús y un cañón de a cuatro que tienen a la puerta de Zamora muy malos. Que han sacado con violencia las camas de las casas y tiran en la calle los colchones menos buenos. Que los oficiales se portan con insolencia en los alojamientos, … y todo lo escudriñan como para saquearlos. Que les han dado la plata que tenía allí depositada el ejército de Castilla; pretenden una hora de saqueo; y han pedido por la ciudad cantidades a las Comunidades al parecer para darlos tres millones por [evitar] el saqueo. Que el vecindario está como pasmado, murmura de la Junta y no obstante haber entregado una porción asombrosa de armas se teme un levantamiento. Que se insinúa la conquista de esa Plaza [Ciudad Rodrigo]; pero no se cree sino que van a Segovia… Que piden 1.600 pantalones, otros tantos ponchos, botines y zapatos y ya han sacado el paño de las tiendas. Que hoy hay función en la Catedral de Proclamación y Jura [del rey José]. Que han vuelto las monjas, que no habían salido de la ciudad, a sus conventos …”

Los robos por parte de los soldados franceses fueron bastante frecuentes. Dice Villar y Macías, citando a Zahonero que “robaron tanto en tantas partes que en la plaza de la Verdura vendían muebles y alhajas de casas y templos, que compraba esta turba de merodeadores y cantineros que sigue a los grandes ejércitos…”. Para que nos hagamos una idea del pillaje o saqueo a la que solían someter a las poblaciones ocupadas, ponemos a continuación un inventario de las alhajas que llevaban dos soldados alemanes de caballería que desertaron del ejército francés cuando patrullaban por nuestra comarca, cuando fueron entregados a la Junta de Ciudad Rodrigo el 5 de Marzo de 1809 (5):
….
Una caja de piedra, embutida en plata
Un par de hebillas pequeñas de plata
Dos rosarios engarzados en plata con medallas y cruces de lo mismo
Un galápago y pendientes de oro, uno de los pendientes se halla descompuesto.
Otro pequeño con hilo de los mismo.
Otros pendientes de oro con granos de aljófar
Tres botones de oro afiligranados
Un cubierto de plata
Cinco pañuelos de varios colores
Una mantilla blanca
Varias alhajitas de plata dentro de una cartera
Una cucharita de cáliz con su purificador
……
Los franceses se asientan pues en Salamanca y sus alrededores, efectuando frecuentes salidas hacia los pueblos cercanos en los que realizan las tareas encomendadas por Napoleón: requisa de armas, caballos y víveres, recaudación de la contribución especial impuesta a cada municipio, publicación de proclamas, y si llegaba el caso, el correspondiente saqueo.

(1) Correspondencia de Napoleón I, Tomo XVIII, pág. 176 Nº 14653 A Alexandre, príncipe de Neuchatel, Mayor General, en Benavente
(2) Correspondencia de Napoleón I. Tomo XVIII, pág. 198. Nº 14684. A José Napoleón, rey de España, en El Pardo
(3) Correspondencia de Napoleón I. Tomo XVIII, pág. 199. Nº 14685. A José Napoleón, rey de España, en El Pardo
(4) Archivo Histórico Nacional, Estado, Legajo 65 G, nº254
(5) Archivo Histórico Nacional, Estado, Legajo 65 G, nº 245