14 de febrero de 2013

Todo por un cantar

La actuación de algunas autoridades, a comienzos del siglo XX, en estos pueblos nuestros a veces dejaba mucho que desear. El alcalde, desde luego, tenía mucho mando. Más, hete aquí, que en una confrontación judicial con una maestra no tenía nada que hacer. Los jueces le otorgaban muchísima más credibilidad a la maestra que al alcalde. Por lo menos es lo que deducimos de la siguiente noticia publicada en "El Adelanto" el 27 de Enero de 1920.

Los "maestros de escuela" pasarían hambre, pero eran respetados, algo que hoy día,.....

EL DÍA EN LA AUDIENCIA

Todo por un cantar
La noche del 29 de Octubre de 1918, varios jóvenes, entre ellos Miguel Juan Lucas, hijo de Claudia Albertos Pérez, estaban cantando en una de las calles de Peramato, agregado de Pelarrodríguez, varios cantares obscenos, y al enterarse el alcalde pedáneo, Maximiliano Bernal Mateos, les ordenó que se callasen, obedeciendo todos menos el Miguel, al que siguió hasta su casa, al llegar a la cual parece ser que salió su madre Claudia, que entabló reyerta con el alcalde, tratando de arrebatarle el bastón de autoridad, cosa que no consiguió, dándole algunos puñetazos en el pecho.

En estos términos referido el hecho de autos en sus conclusiones provisionales por el teniente fiscal, Sr. Del Basto, acusaba a la Claudia como autora y .responsable de un delito de atentado, a responder del cual compareció ayer en la sección primera.

No se justificó en el juicio oral que la Claudia ejecutase acto alguno delictivo en la ocasión referida, y sí se demostró, por el contrario, como sostenía su defensor, el Sr. Redondo, que la actitud del alcalde obedecía a resentimientos extraños al hecho denunciado, y en vista de esto el fiscal retiró la acusación que tenía formulada, quedando el juicio terminado para que el tribunal dicte la sentencia absolutoria.

El motivo de cantar no parecía muy grande para dar lugar a un suceso como el descrito, mucho más interviniendo en él una persona como la Claudia, que por su condición de maestra, es forzoso reconocerla mayor cultura que a otra desprovista de instrucción, todo lo cual induce a sospechar, por lo menos, que, en efecto, algo más que los cantares mediaron en aquella contienda, que en definitiva, aun con sentencia absolutoria, ha sido desagradable para aquélla.

El Licenciado Salvadera.