15 de marzo de 2012

Cinco plazas de amor,...

Desde 1985 se empezó a poner de moda en España lo de las "caravanas de mujeres". Una especie de fiestas organizadas con miras a que los mozos solteros de un pueblo o comarca puedan "conseguir" su media naranja. Pero la cosa no es ni mucho menos de ahora. Hace casi cien años, cinco mozos de Villar de Peralonso publicaron un anuncio en la prensa de entonces, más o menos con las mismas intenciones. Veámoslo:

Cinco plazas de amor, vacantes

Los pobrecitos mozos de Villar de Peralonso, Santos Arroyo, José Benito, Jesús Martín, José Miguel Gutiérrez y Juan Pérez, están inconsolables. Sus tristes y amargas vidas, no tienen ¡ay! las dulzuras del amor, no gozan de los halagos de una mirada acariciadora e intensa de mujer abrileña... Son, estos cinco mozos, unos pobres seres que no encuentran (no dicen por qué) una mujer a la que amar con la ternura y la rudeza de los hijos de esta tierra castellana, a la que entregar su amor, un amor que, como dijo el poeta Galán, "no sabe ser hablador. Y lo mismo que si se tratase de la adquisición de una niñera o de anunciar la vacante de la plaza de sacristán del pueblo, estos cinco románticos charros nos envían, por correo, el siguiente anuncio, para que le publiquemos, sin importarles nada "el qué dirán", y dando con ello una gallarda prueba de hombres que quieren, a todo trance, cumplir fielmente la misión que todo varón ha de realizar en este picaro mundo. He aquí el anuncio, sin quitar ni poner nada y tal y como se nos remite, bajo las firmas de los cinco aludidos mozos: "ANUNCIO.-En Villar de Peralonso se hallan vacantes cinco plazas de amor para el bello sexo. Si alguna venévola lectora desea tomar informes en la Administración de correos del mismo verbalmente ó por escrito". El cronista no sabe qué añadir a este anuncio que es todo un poema de amor. Es este un caso insólito, admirable, que sólo se registra en esta tierra noble y augusta de charros. Porque ¿quién es el socio que apenas salido de la niñez no cuenta ya en el libro de amores, con una interminable lista "de mujeres heridas por los arrebatos de sus corazones varoniles?" Estos cinco mozos son lo contrario. Aquí, donde todos se casan (y el que no se casa es por que no le da la gana), estos cinco jóvenes se dan por vencidos. Nadie les quiere. Ninguna mujer les hace caso. Sus amorosos corazones son una especie de órganos en venta que, aun dándolos baratos, nadie los compra. ¡Y si al menos hubiera alguna mujer que los alquilase! ¡Pobres mozos de Villar de Peralonso! Nacieron para el amor y el amor los rechaza y los posterga. Mas, ¿por qué será? ¡Ah, sí! Sería curioso conocer las caras y las figuras de estos cinco charros que no encuentran en su propio pueblo mujer alguna que para ellos viva y que por ellos suspire... Porque hay que suponer que existan mujeres guapas y solteras en Villar de Peralonso, y que el anuncio publicado no obedece a la carestía absoluta de hijas de Eva... Porque entonces vosotros, José, Jesús, Santos, Juan, etc., podríais daros una vueltecita por Salamanca, en la seguridad de triunfar. Os lo aseguro. UN REPÓRTER.
El Adelanto, 11 de Abril de 1912